Más temprano en Guardián.
“Esto—algo como esto—no puede
ser” Kirie escuchó a un abatido Manon murmurar. “No puede ser cierto” su voz
era ronca. “¡NO!”
Pero después su garganta se
contrajo, ocasionando que sus chillidos se hicieran más agudos. “¡Eso no!”
aulló en un falsetto repentino. “¡Esto no puede ser! ¡Mentira! ¡Es mentira!”
sus rígidos y espasmódicos alaridos se quebraron.
Y después un fuerte sonido de
un cristal quebrándose cuando uno de los cilindros estalló.
Eso también había sido culpa de
Manon, quien de alguna manera se había hecho con el fragmento metálico de una
silla y la había blandido contra el cristal, enviando a volar fragmentos en todas
direcciones. Los fluidos orgánicos se derramaron en un torrente, las múltiples
mangueras y redes quedaron colgando. Una cabeza humana rebotó contra el piso, aplastando
su expuesto tronco encefálico.
Manon y Kirie observaron hasta
que los hinchados y enrojecidos ojos que los observaba de vuelta dejaron de
moverse. No podían apartar la vista, como si aquel punto poseyera un poder
magnético sobre ellos. Observaron. Y observaron.
Y entonces, Manon comenzó a reírse.
Un grito deformado por la demencia escapó de su garganta en lo que su bota
descendía hasta estamparse contra su cara, aplastando esos ojos frenéticos como
un par de huevos crudos.
Un enfermizo, y repetitivo
golpe sordo.
Las piernas de Kirie cedieron
bajo su peso. Colapsó en el piso mientras Manon seguía. Su risa histérica no se
detenía.
Kirie vomitó y se alejó a
rastras, jadeando. Sus extremidades adormecidas buscaron asirse de algo. Estaba
metido en un charco de vómito, retorciéndose como un gusano.
Perdido en las sombras. No
había diferencia entre el día y la noche. Aferrándose a las paredes y abrazándose
a la tierra, conteniendo el aliento. Cada paso desencadenaba en él el pánico.
Pero su miedo más grande no era
el hambre, la sed o las convulsiones que sacudían sus manos y pies. No, era
quedarse dormido, solo, y perder el control de sus sentidos.
Se dormía un solo segundo y
sentía esos desagradables tentáculos alcanzarlo desde la tranquila quietud.
Desde ese mundo silencioso y fantasmagórico del que provenían esas criaturas
grotescas.
Los cristales rotos. Las
alarmas resonando. La risa aguda y enloquecida de Manon—
Quería sacarlo todo de su
memoria, pero no podía olvidarlo. La pesadilla anidó dentro de su cerebro para
quedarse.
Después de su orden de captura,
¿llegaría alguna vez la noche en que pudiera recostar la cabeza, descansar y
dormir?
Tenía los pelos de punta. Su
sangre rugía en sus oídos.
Lo que acababa de ver era
demasiado para que pudiera soportarlo. Pero al intentar poner en palabras
aquellas imágenes, sintió ganas de vomitar. Su lengua se hizo pesada dentro de
su boca.
Con torpeza arrastró su cuerpo
hasta el armario de Riki. Arrancó toda la ropa de Riki de los ganchos e hizo
una cama en el suelo. Se recostó y se enroscó para protegerse. Kirie metió la
cabeza en el montículo de ropas ajenas y cerró los ojos lentamente con la esencia
de Riki envolviéndolo.
gracias por los capítulos!!! esto se pone cada vez mejor :)
ResponderEliminarGracias a ti <3
EliminarGRACIAS POR EL CAPITULO !!
ResponderEliminarte adoro >u< te mereces un altar por el esfuerzo :3
Muchas gracias por ser tsn paciente y leer, me llena de ilusión
EliminarMuchas gracias por tu actualización, por favor sigue traduciendo :3
ResponderEliminar