miércoles, 7 de enero de 2015

AnK - Volumen 4, Capítulo 3

El cielo sobre Ceres estaba oscuro y nublado ese día. El frío de la noche anterior se encontraba suspendido en el aire. Todo estaba quieto. Nada se movía. Como si el más suave de los toques pudiera resquebrajar esa traslúcida claridad.
El tenue sol colgaba pesadamente en el cielo, tiñendo de tonos sepia la colonia, las sombras alcanzando lo más fugaz y efímero. Solo el inactivo silencio marcaba lánguidamente el paso de las horas.

Era alrededor del mediodía cuando Guy regresó a los barrios bajos. Había estado por fuera por casi dos semanas. El ambiente frío y silencioso fue desvaneciéndose por fin y el desnudo asfalto empezó a resultarle familiar otra vez mientras caminaba hacia su casa. Pero la realidad era que Guy no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Aunque ya era un poco tarde para preocuparse por eso.
Esa mañana había estado tomando un tardío desayuno en su inmaculada celda cuando el videoteléfono había sonado repentinamente por primera vez.

¿Qué demonios? Dudó pero al final presionó el botón de contestar.

El rostro de Iason apareció en la pantalla. Un rostro al que difícilmente tendría tiempo de acostumbrarse, pero uno cuya altiva clase por sí misma parecía ser una imposición ante el resto del mundo.

“Vuelve a los barrios bajos. Me da lo mismo.”

No hubo explicación tras la llamada, así que Guy quedó completamente desconcertado. Su reacción había resultado inesperada, o Iason había encontrado divertido su torpe silencio, porque entonces añadió: “¿Qué es esto? ¿Te encariñaste con tu cómoda vida en confinamiento? Si es así, no me importa que te quedes por aquí tanto como desees.” Sonrió curvando las comisuras de su boca.

Pero Guy no iba dejar que se le escapara la oportunidad. “Estáestá bien. Sí, será mejor que me vaya.”

Porque una cómoda vida de casa por cárcel no era cómoda en absoluto. Iason lo sabía muy bien. Pero Guy también sabía reconocer cuándo le estaban hablando en serio. No era una cuestión sobre los modales de Iason.

Es el hombre que sabe que no ha ganado quien se mete en una pelea que seguro va a perder. Guy no pretendía gastar energías. No entendía por qué, pero sabía que esa farsa se había acabado; dejó salir un profundo suspiro de alivio.

Guy no podía considerar su mugriento y precario cuchitril en los barrios bajos un paraíso. Pero, aun cuando todo sobre su estancia en prisión había sido tan distinto de sus días en los barrios bajos como el día de la noche, esta había resultado extremadamente aburrida.

Los días sin propósito alguno se le habían hecho inimaginablemente largos. Cada día en cautiverio—incapaz de tan siquiera salir de ese cuarto—su cuerpo y mente se embotaban más. Lo que mantenía a raya el estrés y la desesperación era saber que, mientras su papel exacto dentro de ese juego seguía siendo mantenido un completo misterio, alguien había pagado una terrible suma de diez mil kario para ver como todo se terminaba. Ni siquiera una élite de Tanagura tiraba esa cantidad de dinero a la basura por capricho.

De veras te las arreglaste para ser un interesado, Kirie había chanceado sombríamente con los dientes apretados. Pensaba que todo aquello se trataba sobre convertirse en una mascota. Guy no le había creído desde el principio. No era que se menospreciara, sino que simplemente no había forma de que él valiera todo ese dinero.
Algo más estaba pasando. Y saberlo le daba a Guy la fortaleza para aguantar su encarcelación. En cuando a arrestos domiciliarios respectaba, no podía quejarse del servicio. Siempre que estuviera tras las rejas, nada iba a pasarle. Por el momento, las acuciantes realidades del mundo podían esperar.
Era mejor permanecer tranquilo y esperar el instante apropiado. Era lo mejor que podía hacer. No podía estar seguro de cuando llegaría ese momento apropiado, pero era claro que ser terco, obstinado y presentar una actitud desafiante ante aquel aristocrático Blondie, no iba a traerle nada bueno. Más que pertenecer a una clase completamente diferente a la suya, era una especie muy aparte.
Y sin embargo, Guy había sido puesto en libertad muchísimo más rápido de lo esperado. Su enorme alivio por un lado se unía en el otro por la sospecha de haber sido tomado por un tonto en algún tipo de juego inescrupuloso. Como si una tensión en aumento lo hubiera tomado prisionero de repente, una sensación de desasosiego lo hizo preguntarse—¿Se ha terminado en realidad?
El juego había acabado y el telón había bajado demasiado pronto. Ahora a Guy solo le quedaba preguntarse qué habían significado las últimas dos semanas de su vida. Algo, de alguna forma había tenido lugar para llevar las cosas a su fin, y Guy no tenía manera de saber qué era—
Excepto que los diez mil que Iason le había dado a Kirie, habían sido pagados. O Guy había sido liberado porque algo de igual valor había caído en manos de Iason. Considerando las cosas en esos términos, Guy no podía evitar sentir que algo estaba ocurriendo. Dejando de lado todo eso, cuando se le había otorgado permiso para irse, Guy se había marchado rápidamente sin decir una palabra.
Igual que cuando Kirie lo había conducido hasta allí con engaños, después de ser sacado de su celda, Guy había encontrado una limosina aérea esperándolo afuera del lobby del rascacielos.
Parecía como si Iason la hubiera enviado. Había dicho que él iba a encargarse del viaje de vuelta. Guy imaginó que le debían algún tipo de compensación por las últimas dos semanas de angustia mental y había aceptado.
No era uno de esos taxis cápsula automáticos aéreos—era una limusina con conductor. El acabado inmaculado color gris plateado estaba brillado hasta un punto que hacía entrecerrar los ojos a Guy. No hay explicación a como un Blondie gasta su dinero.
Los principios y la visión de un Blondie estaban más allá de la clase alta. Eran simplemente incapaces de ser amables y buenos con los mestizos. Sin menciona que la forma en la que hablaban y se comportaban los hacía imposibles de categorizar por Guy.
Para sus compañeros mestizos de los barrios bajos, si esto no era alguna especie de humor cínico de las élites de Tanagura, entonces solo podía interpretarse como un montón de cortesía sin sentido.
Aunque, en cuanto a obtener un aventón gratuito hasta los barrios bajos respectaba, no iba a rechazarlo.
Permaneciendo fiel a su código profesional, el conductor no le mostró cortesías innecesarias, no hizo tentativas torpes de entrometerse y con un suficientemente fingido sentido de discreción, dejó a Guy a una o dos cuadras de Ceres y se alejó rápido a toda velocidad.
Oye, cariño, estoy en casa sano y salvo—¿no es cierto?—
Guy se sintió aliviado al tener la ruinosa escena a la que estaba tan acostumbrado frente a sus ojos. A esas alturas, ya no experimentaba el desconcierto y la ira de haber sido traicionado por Kirie. Solo no se sentía tan indulgente como para preocuparse por un sujeto que pensaba que vender a un amigo por dinero era algo del día a día.
Guy estuvo ausente por medio mes. Y sin embargo, después de tan solo dos semanas, el viejo aroma familiar de los barrios bajos lo arrollaba con una extraña fuerza sentimental. Sus pies lo llevaron directamente a la casa de Riki. A pesar de recién haber llegado a su hogar, quería ver la cara de Riki más que a su propia casita miserable.
¿Qué clase de excusa voy a darle?
Guy no había salido con Riki en citas, desde que ninguno disfrutaba ya ese tipo de relación. No obstante, Riki debía haberse preocupado cuando Guy se había esfumado sin decirle una palabra a nadie. Guy no lo dudaba en lo más mínimo.
Guy se puso frente a la puerta de Riki y presionó el botón del intercomunicador. Nadie contestó. Nadie cuestionó su presencia. La puerta se abrió fácilmente con un siseo y un ritmo familiar.
Y sus ojos se encontraron con los de Riki.
“Hola,” dijo Guy después de un rato, con una incómoda y avergonzada expresión nublándole el rostro.
Riki asintió, una débil sonrisa curvaba sus labios.
“¿Puedo pasar?”
“¿Desde cuándo te volviste tan formal?” preguntó Riki. Su voz sonaba un poco ronca cuando invitó a Guy adentro.
Tiene razón. Guy sonrió con ironía mientras entraba en el apartamento de Riki. Pero no podía evitar darse cuenta de lo desgastado que lucía Riki. Juntó las cejas casualmente. “¿Sabes, Riki?
“¿Qué cosa?”
“No te desperté, ¿verdad?”
“¿Por qué lo dices?”
“Parece como si tuvieras una rana atascada en la garganta. Pensé que podría haberte sorprendido en medio de una siesta.”
Los ojos de Riki se abrieron un poco. “Estás imaginando cosas.” Apartó la mirada.
La atención de Guy se enfocó de repente en la nuca de Riki, en un tramo de pequeños moretones. De pronto se congeló en su lugar. ¿Tienechupetones?


“¿Qué te pasa? Siéntate.”
“Ah, sí, claro,” dijo Guy, subiendo sin querer el tono de su voz.
¿Con quién? El ritmo cardiaco de Guy se aceleró ante la posibilidad. Casi que por reflejo, sus ojos viajaron hasta la cama. Pero no vio evidencia de nada que pudiera darle razones para preocuparse. Aunque solo porque no hubiera nada ahí no hacía que lo que había visto desapareciera en una bocanada de humo. El doloroso pálpito de su corazón no disminuyó.
¿Dónde ocurrió y con quién estuvo?
De golpe, el humor optimista que había mantenido por el camino hasta allí, colapsó. No habían compartido una cama desde que Riki había regresado a los barrios bajos. Pero antes de eso, terminaban en los brazos del otro casi a diario.
Su contacto físico se había marchitado poco a poco. Pero si Riki quería, Guy hubiera regresado con mucho gusto a los viejos tiempos en cualquier instante.
Pero Riki nunca le había hecho ningún tipo de invitación. Ni siquiera una mirada sugestiva. Cuando Guy insinuaba el hecho, era Riki quien tomaba distancia.
De hecho, hasta donde Guy sabía, Riki no lo había hecho con nadie ese año. Con aparente indiferencia, Riki se había convertido en una presencia no atractiva.
Pero aunque se le denigraba como a un perro apaleado, no significaba que hubiera perdido el interés de los que estaban a su alrededor. Al contrario, todos querían echar un vistazo al agujero negro de aquellos tres años en los que había estado perdido, un misterio que volvía a Riki todavía más atrayente.
Había algo acerca de su estoicismo que lo hacía aún más hermoso. La gente comentaba eso sobre él todo el tiempo. Pero antes, era la intransigente sensación de su presencia lo que eclipsaba su apariencia. La intrepidez que emergía en la transición de niño a adulto.
Seguía allí, por supuesto. Aunque en el caso de Riki había una particular lujuria en él que la edad por sí misma no podía representar. Una máscara se había caído. Quizás esa era la mejor manera de decirlo. Lo que significaba que alguien debía haberla removido. Y quién pudiera ser ese alguien era la pregunta que todo el mundo tenía en mente.
Incluso cuando de los rumores y los discursos jactanciosos e insultantes entre ellos se trataba, como una pizca de condimento, Riki hacía cada conversación mucho mejor. Así se sentía.
Hipnotizados y embrujados por los inconscientes encantos de Riki, Guy sabía que una gran cantidad de oponentes se habían topado con una vergonzosa derrota tropezándose con sus propios pies. Naturalmente Riki no había abordado esos asuntos ni una sola vez.
Esas eran la clase de cosas que de algún modo alcanzaban los oídos de Guy casi de inmediato. Aunque no era como si él fuera por ahí rogando por información.
La supervivencia de los más aptos era la ley de los barrios bajos. Y un comportamiento de baja moral no era la excepción a la regla. El premio no pertenecía a quienes golpearan primero, pues era reclamado por los que revelaban los resquicios de su armadura.
Era por eso que, por demasiadísimas razones, los jóvenes que habían sido liberados de Guardián, en busca de protección, adulaban a los fuertes y si eso no funcionaba, se apegaban a cualquier pandilla, grande o pequeña.
El sexo era una proposición de reciprocidad. Aun si el placer estaba siempre presente a la hora de tomar, un hombre al que le importara su propio bienestar solo podía confiar. Era mucho mejor resignarse al “sexo seguro” de su propio grupo que ser usado y desechado por algún extraño de paso.
Esto era sentido común en los barrios bajos.
Pero incluso bajo ese criterio, se decía que el viejo Bison jugaba bajo sus propias reglas. Riki y Guy habían burlado ese sentido común al no buscar la protección de nadie, creando rápidamente a Bison de la nada. Sus pocos y selectivos integrantes, reclutados a partir de los mejores, no dejaban espacio para los buitres que se conformaban con cualquier cosa.
A diferencia de otras pandillas, ellos no permitían que las reglas los ataran. Cuando aplastaban un oponente, la devastación era cabal. Iluminaban los barrios bajos con su fuego, pero nunca derramaban una gota de sudor en el proceso.
Y como el jefe y su lugarteniente eran pareja, las payasadas sexuales entre los miembros nunca se salían de control. Aunque el resultado final fuera que ninguno era sometido por otro, y nadie estaba bajo el mandato de nadie.
Las reglas eran las reglas y todos eran libres de mandarse a sí mismos. Lo que sonaba lo suficientemente alto y poderoso cuando se hablaba sobre una élite elegida. Pero la conclusión era: Si no tienes las agallas para recoger los desperdicios de tu propio desastre, entonces no te necesitamos.
A partir de ahí, “Riki de Bison” fue el jefe. Que Guy estuviera a su lado no opacaba su carisma en lo más mínimo. Ni esa brecha de tres años—que provocó que lo consideraran un “perro apaleado” —había afectado su popularidad.
Lo que había cambiado reflejaba aún más las frustradas obsesiones de los que rodeaban a Riki, el hombre que continuaba siendo una leyenda en los barrios bajos.
Los sujetos como Luke provocaban a Riki. Con todas las esperanzas de ganar, lo desafiaban a jugar juegos sexuales como gigoló y terminaban derribados. Aunque en el caso de Luke, más que estar intoxicado por los encantos de Riki, lo que sentía probablemente se debía a lo frustrante que le resultaba ver que a Riki lo etiquetaran como un perro apaleado y este no hiciera nada para limpiar su nombre. Luke solo quería follarse a Riki una vez y sacarlo de su sistema. Reforzando esa teoría estaba el hecho de que después del asunto con los Jeeks, Luke no había hecho nada escandaloso para provocar a Riki.
Cuando Guy consideraba la evidencia en esos términos, le daba la impresión de que Riki bien podía haber perdido la capacidad de disfrutar del sexo casual.
De cualquier modo, con cada movimiento que Riki hacía bajo tan cercano escrutinio, de pasar una noche con alguien en algún lugar, el mundo se habría enterado en el acto. Guy creía que a Riki no le interesaba involucrarse en ninguna cita mediocre.
Ese no era el caso, aparentemente. Riki había encontrado un amante sin que Guy se diera cuenta siquiera. Tener la evidencia en frente de su cara, afectaba a Guy de una forma que no estaba acostumbrado.
No era que Guy se hubiera mantenido fiel a Riki durante esos tres años en que había desaparecido. No había sentado cabeza con ninguna persona, pero no había vivido sin los convenientes amigos sexuales tampoco. Y sin embargo, estaba seguro de que Riki no se acostaba con absolutamente nadie.
La revelación bordeaba con lo insoportable. Por primera vez, Guy empezó a arrepentirse de entrar tan casualmente al apartamento de Riki sin tener todos sus sentidos en estado de alerta. Era algo muy diferente a cuando Kirie lo había engañado y él había terminado arrepintiéndose de morder el anzuelo. Un dolor profundo y entorpecedor se aglomeró en la boca de su estómago.
Si tan solo Riki le hubiera dado un empujoncito juguetón y le hubiera dicho, “Entonces dime, ¿con cuál de tus amiguitos te perdiste por las últimas dos semanas?” Todo el doloroso espanto y el remordimiento se habrían desvanecido con rapidez.
Pero la culpa que Riki albergaba hacia Guy y la innegable evidencia de la forma fiera que tenía Iason para hacerle el amor solo endurecía aún más sus facciones. Una pesada y opaca penumbra presionaba los hombros de ambos hacia abajo. Solo dos semanas. Había un montón de cosas de las que querían hablar. Pero por alguna razón, las palabras no surgían.
Era como si esa maldita brecha en el tiempo—durante la cual los lazos entre ellos se habían tensado y roto—se hubiera transformado en concreto. 

2 comentarios:

  1. wowww hoy por fin pude hacer una pausa del trabajo y revisar tu pagina!!!!
    muchas gracias por el capitulo ^W^

    pd. los anteriores post que leí sobre la continuación del anime-ova, yo hace un tiempo leí en una pagina que el proyecto se interrumpió, porque la compañía que lo estaba desarrollando, quebró... no se que tan cierto sea, pero eso es lo que leí ¬_¬ lo que obviamente es una pena, siendo una historia tan buena e inconclusa en su versión animada. pero también hay que considerar que si se retomara el proyecto, seria muy censurado, y en esta historia las partes mas ¨fuertes¨ son precisamente las que serian cortadas T_T. así que a seguir leyendo!!!!

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    1. Es horrible no tener tiempo ni para responder un comentario ;_; te entiendo y lo siento mucho.

      Con respecto a lo otro, también leí lo mismo. Supongo que es cierto. Y bueno, sí sería censurado, pero personalmente me hubiera gustado ver muchas escenas animadas :( En las 4 OVA que salieron Iason y Riki no interactuaron mucho.

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