miércoles, 22 de julio de 2020

AnK - Volúmen 7, Capítulo 8


Midas. Mercado Negro.
La oscuridad estaba iluminada por la luz llamativa de los escaparates en las calles que nunca dormían, Área 2 (Flare).
Desde afuera, lo que parecía ser una dilapidada farmacia a nivel de la calle contaba con un pasaje secreto que conducía hacia la oficina subterránea de Katze.
“—Entiendo. No. Seré yo quien te contacte nuevamente desde aquí.”
Sin decir mucho más, Katze cortó la videollamada de negocios.
Había una ligera línea vertical entre sus cejas. Esto era inusual en Katze, quien tenía la imagen de ser una persona severa que siempre se mantenía en la más absoluta calma y nunca mostraba mayor emoción en su rostro.
Recibió la próxima llamada de su teléfono puesto en modo silencioso, aunque ya era casi la media noche.
 “¿Qué ocurre?”
El Blondie en la holopantalla, al que no le importaba en absoluto la vida privada de Katze, estaba manifestando su interés por conocer aquello que tenía a Katze tan preocupado.
“Zico de Neal Darts llamó, señor.”
Esta vez, los ojos de Iason adquirieron un cierto fulgor.
El papel de Zico en Neal Darts era el de ser un agente encubierto en la zona roja, papel que se pensaba estaba a cargo de la Policía de Midas. Esta era una tarea especial directamente adscrita al servicio de Tanagura. Su joven apariencia ocultaba la realidad del experimentado profesional que era.
La única razón por la que Tanagura permitía la existencia de Neal Darts era porque servía para introducir servicios de espionaje de otros planetas donde podían ser monitoreados desde cerca.
“Alguien ha solicitado encontrar qué relación existe entre el Mercado Negro y Guardián, señor.”
“Oh, qué interesante.” Desmintiendo su voz, los ojos de Iason eran gélidos. Ni siquiera él podía pasar por alto un dato como ese. “No creo posible que algo así haya salido de boca de Kirie. ¿Quién ha sido?”
“Guy, señor.”
Por un breve segundo, los ojos de Iason se abrieron más. Luego se rio desde el fondo de su garganta.
“Increíble… Una vez más, los mestizos como siempre desafiando toda expectativa.”
Era una característica especial de los mestizos—o quizás solo de Riki y las personas asociadas a su persona.
Probablemente lo último era más acertado. Era posible que la esencia de Riki desencadenara reacciones químicas inesperadas no solamente entre los mestizos de los barrios bajos.
Sí, Mimea la mascota de Eos había sido el primer ejemplo. Al igual que Daryl. Probablemente Katze también. Y por supuesto, en mayor medida el propio Iason.
Raoul llamaba a ese aterrador poder infeccioso genes bestiales—Aisha lo denominaba un malware dentro de un mundo de control perfecto.
“Guy está más cerca de la verdad, amo.”
Incluso para Katze, ese era un giro inesperado en los eventos. Lo que había dicho para presionar a Riki, al final, había llegado hasta oídos de Guy.
Sin embargo, de cierta manera, Katze seguía sin poder atar los cabos sueltos.
Incluso de darse a conocer de repente que había mentido, no sería un gran problema. Todo no tenía por qué ser cierto. Si se trataba de algo inane, podía mantenerse en secreto.
Riki sabía eso mejor que nadie. Por lo que probablemente había tratado de mantener su mundo y el estado de sus andanzas ocultas al intentar convencer exitosamente a Guy con una mentira.
Era dulce.
Y era doloroso darse cuenta.
Katze nunca había conocido ni hablado con Guy en persona. Todo lo que sabía sobre él era su perfil; que alguna vez había estado en términos íntimos con Riki y que era su lugarteniente en Bison cuando la pandilla aún gobernaba las calles de Ceres. Guy era persistente. Katze no había esperado que la situación se desarrollara con tanta rapidez, pero Guy, sin mencionar a su pandilla, no iba a ser silenciado fácilmente.
Entendiendo lo que significaba ser pareja para un mestizo de los barrios bajos, Katze no podía negar la sensación de que había tomado a Guy a la ligera.
Y Katze se arrepentía de ello.
 “Está bien, no importa,” dijo Iason. “Instruye a Zico para que les entregue cualquier información que logre mantenerlos satisfechos. Nada que los lleve a la verdad.”
“Si eso no prueba ser suficiente, señor, entonces, ¿qué es lo que haremos?”
“Probablemente ya sea hora de que veamos la habilidad de Zico. De no ser capaz de atajar unos principiantes como lo son los mestizos de los barrios bajos, el nombre de Zico de Neal Darts cargaría con las consecuencias. ¿No debería Zico saber esto muy bien?” replicó Iason ácidamente.
Frente a Iason, la vieja cicatriz en la mejilla de Katze ardió. La sensación de dolor era miedo, el cual sacudía a Katze hasta la médula. Estaba grabado para siempre en su propia identidad.
Katze no podía escapar de eso. Era una sempiterna inescapable e inevitable parte de su ser. Una mirada de Iason bastaba para recordárselo.
“¿Entiendes, Katze?” la voz era suave pero severa.
“Sí, señor.”
Queriendo entender, Katze se controló.
Había una ‘relación’ allí que tenía un significado distinto del aparente ‘vínculo’ existente entre Iason y Riki. Algo que ya estaba arraigado como parte de Katze.
 “Entonces—volviendo a nuestra conversación anterior: ¿qué piensas?”
Katze estaba espantado. Nunca había esperado que Iason pidiera por su consejo sobre nada. Usualmente, tales preguntas eran una confirmación de intención por parte de Iason. Esta vez era diferente; Iason estaba preguntando verdaderamente por la opinión de Katze.
Ser comandado era fácil. Una vez que las órdenes estaban a la mano, lo único que restaba era ejecutarlas. Pero aquí no había objetivo claro, no había respuesta correcta. Katze estaba sin palabras. El rostro de Iason era ilegible.
Katze escogió sus palabras con cuidado.
“Señor, este no es un trabajo para liberar el aburrimiento.”
“¿Entonces una brecha de cuatro años es demasiado?”
“Señor, ¿cree usted que Eos va a permitir que un acto semejante tenga lugar?”
Katze había sido el furniture de Iason. Íntimamente familiarizado con el funcionamiento de Eos, entendía que lo que Iason—incluso como uno de los más poderosos Blondies de Eos—estaba sugiriendo, era peligroso.
Iason era la perfección encarnada. Su esculpido físico inmortal, su vasto intelecto, su capacidad de razonamiento—Iason era lo orgánico y lo inorgánico ascendido hasta la divinidad. De todas las élites de Tanagura, Iason era el más importante de todos los Blondies.
Un Blondie ahora considerado como un loco obsesionado con un mestizo.
A Iason no le importaba nada de eso.
Esa falta de preocupación por su reputación era lo que dejaba a Katze sin palabras.
Un encuentro casual había cambiado todo. Solo uno. Quizás era demasiado llamarlo destino, pero ciertamente no podía considerarse una ocurrencia casual. No después de todo lo que había tenido lugar. La relación de Iason y Riki y la complejidad de la misma—Katze la había visto de primera mano. Y aquello no dejaba de sacudir su certeza en cuanto a todo.
“Deja de lado tus preocupaciones. Quiero saber lo que piensas.”
Katze sabía que no tenía sentido retrasar más su respuesta. “La rehabilitación para recuperar su instinto oxidado es muy posible y probable. Pero en cuanto a las ventajas y desventajas aparte de eso, a decir verdad, es un riesgo que no se puede permitir, señor.”
Iason sonrió, como si ya supiera la respuesta desde el comienzo.
“Una vida de solo comer, dormir y tener sexo… lo asusta, Katze.”
Katze contuvo el aliento. No es que fuera inconcebible que un amo concibiera a una mascota en esos términos, sino que Katze tenía la sensación de que había echado un vistazo al lado oscuro de Eos, un lado oscuro que la gente de fuera nunca iba a presenciar.
“Dijo que prefería incursionar dentro del mercado negro que vivir el resto de sus días encerrado en Eos. Riki me pidió que lo liberara. Riki, quien nunca me ha pedido absolutamente nada a mí.”
Como el furniture de Iason, Katze recordó su imperativo: Las mascotas no deben ser vistas ni escuchadas, a menos que esa sea mi voluntad.
Este era el Iason que Katze recordaba.
Pero eso fue antes de que Iason conociera a Riki. Antes de que Iason se obsesionara con el desafiante mestizo. Pero esto… esto había ido más allá de lo que Katze podía siquiera imaginarse.
“No me importa liberarlo dentro del Mercado negro. Por supuesto, bajo tu supervisión.”
Katze estaba sin palabras.
Eso era imposible.
Esto debía tratarse de alguna especie de sueño.
Iason involucrando sentimientos personales en la situación era inconcebible.
¿Podía ser este Iason Mink?
El pulso de Katze se aceleró y su mente se tambaleó. Debía haber una razón para esto. Alguna necesidad, alguna urgencia. ¿Qué podía ser?
“¿Pasó… algo en Eos, señor?
Iason contestó con mucha naturalidad. “De acuerdo con las circunstancias, Riki será sacado de Eos.”
Katze estaba desconcertado por la respuesta. Iason había devuelto a Riki a Eos hacía apenas cuatro meses.
Entonces, ¿por qué?
“¿Va a mantener a Riki como su mascota… fuera de Eos?”
Esa era la imposible realidad.
Y, aun así.
“Correcto.”
La voz de Iason era fuerte e inquebrantable.
“¿—dónde, señor?”
La voz de Katze, que era suave, se elevó y cayó desgastada.
“Apatia,” respondió Iason.
Apatia era el nombre de un condominio de la más alta clase. En Midas, era la única área donde la propiedad privada estaba permitida.
Katze abrió los ojos, sin palabras.

Dos semanas después.
Las palabras impactantes de Iason se negaban a abandonar la mente de Katze.
Como de costumbre, Katze estaba ocupado pasando páginas de información en la oficina de la sede principal del Mercado Negro, cuando Iason lo contactó.
“Lamento hacerlo esperar,” dijo Katze a la pantalla como solía hacer.
Pero la verdad era que en el aire había una especie de presentimiento.
“Riki será liberado de Eos.” Sin preámbulo, Iason dijo esto como una afirmación.
Incluso cuando el presentimiento se había hecho realidad, Katze ya no estaba sorprendido.
“¿En Apatia?”
 “Así es. Terminaré los preparativos pronto.”
“¿De modo que lo que habíamos discutido previamente debe ser ejecutado, señor?”
“Por el momento, rehabilitar su instinto de supervivencia oxidado debe ser la máxima prioridad.”
“¿Ha sido Riki informado de esto, señor?”
“Todavía no.”
Había sucedido lo imposible. Katze tenía la sensación de que algo estaba pasando allí y no podía evitar inquietarse.
“¿Está seguro de que esto es lo que desea, señor?”
Katze necesitaba confirmarlo así fuera solo por su paz mental. Aquello no era un hábito de Katze, sino una especie de garantía para evitar cualquier conflicto si Riki estaba involucrado.
“¿Qué cosa?” preguntó Iason.
“Riki fuera de Eos podría crear una situación.”
“Si no se da a conocer que es mi mascota una vez esté fuera de Eos, entonces no habrá consecuencia.”
En otras palabras, Iason esperaba matar a Riki si este no cumplía con sus expectativas.
Katze tembló. A pesar de su obsesión, Iason nunca había dejado de ser calculador y completamente despiadado.
“Lo encomiendo a tu cuidado, Katze. Mantenlo callado.”
“Señor, ¿qué pasará si sola presencia se convierte en un problema?”
“Mejor que muera afuera que dentro de Eos.”
El tono dulce de Iason hizo dudar a Katze de la cualidad inmisericorde de esas palabras por un solo segundo.
“Entonces, te lo encargo, Katze.”
Sin esperar la respuesta, la videollamada se cortó.
Habiendo presionado el botón de apagado del teléfono, Katze se recargó pesadamente en la silla, como exhausto.
¿Qué vas a hacer? Riki, has arrastrado al más poderoso Blondie de Tanagura al borde de convertirse en un ser humano ordinario. Después de esto, ¿qué es lo que harás?

2 comentarios:

  1. Soy la única que siempre siente escalofríos cuando se explica que Iason esperaba terminar con Riki si las cosas salían mal? Totalmente frío. Que relación más complicada.
    Por cierto, ya se acerca el final y no quiero, siempre me deprime.
    Gracias, como siempre, por continuar con esto!

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    1. Sip. Definitivamente Iason no es humano. Pero eso de matar a Riki es en realidad una interpretación que hace Katze. Iason nunca lo pone en esas palabras. Yo personalmente no creo que hubiera sido capaz. A este punto de la historia, Iason está muy enamorado de Riki. Dentro de lo que cabe para un androide como él, claro... :'(

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