Ese
mismo día.
En la madriguera habitual.
“¿Qué carajo?”
Seguía siendo de día, pero Luke ya estaba
encaminado a emborracharse con licor barato.
“Oye, Guy—Kirie estaba asustado de
muerte, ¿verdad? Ese chico de Guardián que se estaba follando se volvió loco,
¿verdad? Nada de esto tiene ningún puto sentido,” la lengua venenosa de Luke no
se detuvo. “Le conviene más a Guardián lanzar un comunicado de que están ejecutando
gente por misericordia. Solo hacerlo público, ¿por qué no?”
“Cierra la puta boca, Luke.” Norris le
dio un mordisco a su comida sintética.
Sid se quedó en silencio de acuerdo con
él.
Guy suspiró.
“La pregunta es de dónde viene el dinero.
Kirie estaba tras él y metió la pata.”
Para Kirie usar la ventaja sexual como
palanca no había sido un inconveniente, incluso si era un muchacho menor de
edad al cuidado de Guardián. No era algo que Guy y el resto de Bison fueran a
hacer tal cosa alguna vez. Kirie era maravilloso para encontrar ventajas. Si solo
hubiera tenido más carácter en él, hubiera podido hacerse un buen nombre por su
cuenta.
Pero esto… esto era innombrable.
Tomando un sorbo de su bebida sin alcohol,
Guy recordó lo que Zico le había dicho.
El representante de Zico los había contactado
dos semanas después de su encuentro inicial, y Guy y Luke se habían encontrado
a sí mismos de vuelta en Neal Darts. Pensaban que todo se aclararía y esperaban
que su frustración y confusión desaparecieran, que Zico tuviera las respuestas
que estaban buscando.
Lo que escucharon estaba más allá de lo
impensable.
Mirándolos derecho a los ojos a ambos,
Zico dijo: “Psicólogos contratados por Guardián administran eutanasia a
aquellos bajo su cuidado.”
Las palabras eran graves.
Psicólogos.
Eutanasia.
Entendían el significado de esas dos palabras,
pero no les encontraban ninguna relación y obviamente no añadían nada.
Zico continuó, “Lo que queda del cuerpo
es cultivado y vendido en el bajo mundo.”
Era como si Guy y Luke estuvieran siendo
golpeados en la cara.
“¿¡Qué mierda!?”
“¡Esa es una puta mentira!”
Ambos azotaron la palma de su mano en
la mesa, pero no había forma de negar las palabras de Zico.
Como previendo dicha reacción, Zico sonrió.
“Ustedes mismos lo dijeron—hay una conexión entre el bajo mundo y Guardián.
¿Están sorprendidos?”
Ninguno de ellos quería saber.
La información de Zico estaba más allá
de la imaginación.
Pensar en eso hacía que les doliera la
cabeza.
Zico continuó, “¿Recuerdan ese juego conocido
como Atrapasueños que fue popular en los barrios bajos no hace mucho tiempo?
¿Ese que causaba daño permanente al cerebro?”
Guy y Luke asintieron. Atrapasueños era
un juego holográfico online, vendido únicamente en Ceres. La falta de medios de
entretenimiento en los barrios bajos lo habían hecho inmensamente popular. Cada
conexión a la red neural tenía dos o tres equipos.
El problema era que Atrapasueños era
adictivo—y causaba daño permanente con el tiempo. Después de que un número de
fatalidades sacudió a Ceres, el juego se desvaneció en silencio.
Había un rumor de que Midas estaba
usando a los mestizos como sujetos de pruebas para un experimento de control
mental. Nadie sabía la verdad de eso. Nadie se atrevía a preguntar.
“Se está utilizando una versión mejorada
del mismo juego.”
“¿Mejorado?”
Zico manipuló una placa de datos oculta
en su asiento y proyectó una holopantalla.
“Esta versión mejorada introduce unas
nanopartículas en la corriente cerebral. Estas crean la ilusión de que lo que sueña
el sujeto—cualquier sueño—es enteramente real.”
Guy dijo, “Espera, ¿o sea que mueres, no
mientras duermes, sino durante tus sueños?”
“Sí, más bien pacíficamente.”
Luke se quedó boquiabierto.
“Las endorfinas liberadas por el
cerebro son cultivadas. Estas tienen un efecto rejuvenecedor en las células orgánicas
y son muy apreciadas en el Mercado Negro,” explicó Zico sin esfuerzos, y
entonces se rio. “Por favor, no me miren así. Solo estoy transmitiéndoles la información…
Si no les gusta, ¿les gustaría un descuento?”
“¿Endorfinas?” preguntó Luke.
Zico asintió. “Usar células madre es
un completo desperdicio. Las mujeres son comodidades muy valiosas; ningún
embarazo se interrumpiría para cosechar los fetos por ellas. Por sí solo, es
completamente ineficiente desde un punto de vista de costos.”
No había emoción en la voz de Zico.
Pero las palabras de Zico eran
ciertas. La población de Ceres era un 99% masculina. Las mujeres eran
invaluables, cuidadas desde el nacimiento hasta la muerte.
No—en verdad eran una comodidad, una
fuente para ser embargada y manejada para convertirse en máquinas de parir.
¿Qué significaba todo esto?
Zico continuó. “Por el precio adecuado,
hay sueños en criogénico. Incluso cuerpos cibernéticos. Aplicar la eutanasia a
los pobres para cultivo, no es inusual en absoluto.”
Fuera verdad o no, Guy no tenía forma
de saber. Ceres había sido excluido de todas las redes neurales.
“Hasta las personas de Ceres quieren
morir en paz, sin dudas.”
“¿Incluso si saben que van a ser
cultivados?” exclamó Luke.
Zico se encogió de hombros. “A nadie
debería importarle lo que le pase al cuerpo después de la muerte, ¿no?”
La idea de tener su cuerpo cortado en
pedazos utilizables llenaba a Guy de repulsión.
“Para los pobres, significa poder
morir felices en un estado de sueño. La gente muerta vale dinero. Aplicar
eutanasia no es gratis. Moralizar el asunto no hace la muerte más agradable
para nada,” dijo Zico en tonos planos.
Para los mestizos, estar bajo Guardián
era el único lugar pacífico de sus vidas.
Era donde eran criados hasta la edad
de trece años en centros de educación. Esas memorias de infancia los mantenía a
flote dentro de la miseria de los barrios bajos. Incluso si esas memorias eran
más placenteras de lo que eran en realidad. Guardián les proveía de refugio.
Consuelo.
La verdad de lo que había pasado en
Guardián sacudió a Guy y a Luke profundamente.
Había cosas que la gente no quería
saber.
Había verdades que la gente no podía
manejar.
“Me pregunto si Riki sabía,” murmuró
Norris. “Quizás es eso por lo que cambió de la forma en que lo hizo.”
Todo el mundo se miró a los ojos.
Sin decir palabra alguna, las miradas
cayeron al suelo, cada uno perdido en sus propios pensamientos.
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