viernes, 19 de junio de 2020

AnK - Volúmen 6, Epílogo


¿Cuánto tiempo había permanecido cautivo de la oscuridad? ¿Cuánto tiempo había sido encarcelado? ¿Cuánto más debía esperar? No lo sabía. Pero ya no importaba.
Kirie apretó la esfera bermellón contra su pecho, confirmando su calidez y compartiendo su pulso. Estaba bien. No tenía miedo. No necesitaba nada más siempre y cuando mantuviera la esfera con él.
Porque ella representaba todos sus sueños y esperanzas.
La sostuvo, la abrazó y la besó. La lamió, la mordisqueó y la arrulló. Una y otra vez. Y aguardó pacientemente. Con el tiempo, el gran huevo color rojo eclosionaría en lo que Kirie más deseaba.
Lenta y gradualmente el tono y la forma cambiaron. El huevo eclosionó y se transformó. Al final, una figura humana apareció. Flexible y desnuda, con cabello negro. Aquello que Kirie ansiaba y anhelaba yacía ante sus ojos, como una oferta consagrada solo para él.
Apaciguando su acelerado ritmo cardiaco, Kirie se acercó y vocalizó un encantamiento en el oído del humano. El nombre de la oferta consagrada. Su dulce y amado—
“—Riki”
Sus párpados cerrados se abrieron con debilidad. Sus iris negros azabache reflejando la oscuridad apremiante y rebosante de calor húmedo, miraron a Kirie de vuelta.
“Riki—”
De nuevo, Kirie murmuró ese nombre y lo besó reverentemente. Cuando lo hizo, Riki le acarició el cabello. Tomando eso como una señal, Kirie lo besó con más fervor.
Riki— Riki—
La fiesta apenas comenzaba. No había forma de saber cuándo terminaría.

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